Leyendo a Tagore...
Leyendo a Tagore pensé en esto: la lámpara, la vereda, el cántaro en el pozo, los pies descalzos, son un mundo perdido. Aquí están las bombillas eléctricas, los automóviles, el grifo del agua, los aviones de propulsión a chorro. Nadie cuenta cuentos. La televisión y el cine han sustituido a los abuelos, y toda la técnica se acerca al milagro para anunciar jabones y dentríficos.
No sé por qué camino, pero hay que llegar a esa ternura de Tagore y de toda la poesía oriental sustituyendo a la muchacha del cántaro al hombro con nuestra mecanógrafa eficiente y empobrecida. Después de todo, tenemos las mismas nubes, y las mismas estrellas, y, si nos fijamos un poco, el mismo mar.
A esta muchacha de la oficina también le gusta el amor. Y entre el fárrago de papeles que la ensucian todos los días, hay hojas de sueños en blanco que guarda cuidadosamente, recortes de ternuras a que se atreve en soledad.
Yo quiero cantar algún día esta inmensa pobreza de nuestra vida, esta nostalgia de las cosas simples, este viaje suntuoso que hemos emprendido hacia el mañana sin haber amado lo suficiente nuestro ayer.
Reading Tagore...
Reading Tagore I thought of this: the lamp, the path, the jug in the spring, the bare feet, they are a lost world. Here are the electric light bulbs, the automobiles, the water faucet, the jet airliners. No one tells stories. Television and movies have replaced the grandparents, and all of technology approaches the miraculous in order to tell of soaps and tooth pastes.
I don't know why I walk, but I must come to this tenderness of Tagore, of all oriental poetry that substitutes the girl with the jug on her shoulder for our efficient and impoverished typist. After all, we have the same clouds, the same stars, and if we only look, the same sea.
This office girl too likes love. And in this chaos of papers that dirty the days, there are pages of white dreams that she guards with care, clippings of tendernesses with which she challenges the solitude.
I want to sing some day this immense poverty of our life, this nostalgia for simple things, this luxurious trip that we have undertaken for tomorrow without having loved enough our yesterday.
Translated by Athena Kildegaard Etiquetas: Jaime Sabines |