Pablo Neruda -La carta en el camino- |
jueves, 17 de febrero de 2005 |
La carta en el camino Adiós, pero conmigo serás, irás adentro de una gota de sangre que circule en mis venas o fuera, beso que me abrasa el rostro o cinturón de fuego en mi cintura. Dulce mía, recibe el gran amor que salió de mi vida y que en ti no encontraba territorio como el explorador perdido en las islas del pan y de la miel. Yo te encontré después de la tormenta, la lluvia lavó el aire y en el agua tus dulces pies brillaron como peces. Adorada, me voy a mis combates. Arañaré la tierra para hacerte una cueva y allí tu Capitán te esperará con flores en el lecho. No pienses más, mi dulce, en el tormento que pasó entre nosotros como un rayo de fósforo dejándonos tal vez su quemadura. La paz llegó también porque regreso a luchar a mi tierra, y como tengo el corazón completo con la parte de sangre que me diste para siempre, y como llevo las manos llenas de tu ser desnudo, mírame, mírame, mírame por el mar, que voy radiante, mírame por la noche que navego, y mar y noche son los ojos tuyos. No he salido de ti cuando me alejo. Ahora voy a contarte: mi tierra será tuya, yo voy a conquistarla, no sólo para dártela, sino que para todos, para todo mi pueblo. Saldrá el ladrón de su torre algún día. Y el invasor será expulsado. Todos los frutos de la vida crecerán en mis manos acostumbrados antes a la pólvora. Y sabré acariciar las nuevas flores porque tú me enseñaste la ternura. Dulce mía, adorada, vendrás conmigo a luchar cuerpo a cuerpo porque en mi corazón viven tus besos como banderas rojas, y si caigo, no sólo me cubrirá la tierra sino este gran amor que me trajiste y que vivió circulando en mi sangre. Vendrás conmigo, en esa hora te espero, en esa hora y en todas las horas, en todas las horas te espero. Y cuando venga la tristeza que odio a golpear a tu puerta, dile que yo te espero y cuando la soledad quiera que cambies la sortija en que está mi nombre escrito, dile a la soledad que hable conmigo, que yo debí marcharme porque soy un soldado, y que allí donde estoy, bajo la lluvia o bajo el fuego, amor mío, te espero. Te espero en el desierto más duro Y junto al limonero florecido, en todas las partes donde esté la vida, donde la primavera está naciendo, amor mío, te espero. Cuando te digan: 'Ese hombre no te quiere", recuerda que mis pies están solos en esa noche, y buscan los dulce pequeños pies que adoro. Amor, cuando te digan que te olvidé, y aun cuando sea yo quien lo dice, cuando yo te lo diga, no me creas, quién y cómo podrían cortarte de mi pecho y quién recibiría mi sangre cuando hacia ti me fuera desangrando? Pero tampoco puedo olvidar a mi pueblo. Voy a luchar en cada calle, detrás de cada piedra. Tu amor también me ayuda: es una flor cerrada que cada vez me llena con su aroma y que se abre de pronto dentro de mí como una gran estrella. Amor mío, es de noche. El agua negra, el mundo dormido, me rodean. Vendrá luego la aurora, y yo mientras tanto te escribo para decirte: "Te amo'. Para decirte "Te amo , cuida, limpia, levanta, defiende nuestro amor, alma mía. Yo te lo dejo como si dejara Un puñado de tierra con semillas. De nuestro amor nacerán vidas. En nuestro amor beberán agua. Tal vez llegará un día en que un hombre y una mujer, iguales a nosotros, tocarán este amor y aún tendrá fuerza para quemar las manos que lo toquen. Quiénes fuimos? Qué importa? Tocarán este fuego y el fuego, dulce mía, dirá tu simple nombre y el mío, el nombre que tú sola supiste porque tú sola sobre la tierra sabes quién soy, y porque nadie me conoció como una, como una sola de tus manos, porque nadie supo cómo, ni cuándo mi corazón estuvo ardiendo: tan sólo tus grandes ojos pardos lo supieron, tu ancha boca, tu piel, tus pechos, tu vientre, tus entrañas y el alma tuya que yo desperté para que se quedara cantando hasta el fin de la vida. Amor, te espero. Adiós, amor, te espero. Amor, amor, te espero. Y así esta carta se termina sin ninguna tristeza: están firmes mis pies sobre la tierra, mi mano escribe esta carta en el camino, y en medio de la vida estaré siempre junto al amigo, frente al enemigo, con tu nombre en la boca y un beso que jamás se apartó de la tuya.
Letter on the road
Farewell, but you will be with me, you will go within a drop of blood circulating in my veins or Outside, a kiss that burns my Face or a belt of fire at my waist. My sweet, accept the great love that came out of my life and that in you found no territory like the explorer lost in the isles of bread and honey. I found you after the storm, the rain washed the air and in the water your sweet feet gleamed like fishes.
Adored one, I am off to my fighting.
I shall scratch the earth to make you a cave and there your Captain will wait for you with flowers in the bed. Think no more, my sweet, about the anguish that went on between us like a bolt of phosphorous leaving us perhaps its burning. Peace arrived too because I return to my land to fight, and as I have a whole heart with the share of blood that you gave me forever,
and as I have my hands filled with your naked being, look at me, look at me, look at me across the sea, for I go radiant, look at me across the night through which I sail, and sea and night are those eyes of yours. I have not left you when I go away. Now I am going to tell you: my land will be yours, I am going to conquer it, not just to give it to you, but for everyone, for all my people. The thief will come out of his tower some day. And the invader will be expelled. All the fruits of life will grow in my hands accustomed once to powder. And I shall know how to touch the new flowers gently because you taught me tenderness. My sweet, adored one, you will come with me to fight face to face because your kisses live in my heart like red banners, and if I fall, not only will earth cover me but also this great love that you brought me and that lived circulating in my blood. You will come with me, at that hour I wait for you, at that hour and at every hour, at every hour I wait for you. And when the sadness that I hate comes to knock at your door, tell her that I am waiting for you and when loneliness wants you to change the ring in which my name is written, tell loneliness to talk with me, that I had to go away because I am a soldier, and that there where I am, under rain or under fire, my love, I wait for you. I wait for you in the harshest desert and next to the flowering lemon tree, in every place where there is life, where spring is being born, my love, I wait for you. When they tell you: " That man does not love you," remember that my feet are alone in that night, and they seek the sweet and tiny feet that I adore. Love, when they tell you that I have forgotten you, and even when it is I who say it, when I say it to you, do not believe me, who could and how could anyone cut you from my heart and who would receive my blood when I went bleeding toward you? But still I can not forget my people. I am going to fight in each street, behind each stone. Your love also helps me: it is a closed flower that constantly fills me with its aroma and that opens suddenly within me like a great star.
My love, it is night.
The black water, the sleeping world surround me. Soon dawn will come, and meanwhile I write you to tell you: " I love you." To tell you " I love you," care for, clean, lift up, defend our love, my darling. I leave it with you as if I left a handful of earth with seeds. From our love lives will be born. In our love they will drink water. Perhaps a day will come when a man and a woman, like us, will touch this love and it will still have the strength to burn the hands that touch it. Who were we? What does it matter? They will touch this fire and the fire, my sweet, will say your simple name and mine, the name that only you knew, because you alone upon earth know who I am, and because nobody knew me like one, like just one hand of yours, because nobody knew how or when my heart was burning: only your great dark eyes knew, your wide mouth, your skin, your breasts, your belly, your insides, and your soul that I awoke so that it would go on singing until the end of life.
Love, I am waiting for you. Farewell, love, I am waiting for you. Love, love, I am waiting for you.
And so this letter ends with no sadness: my feet are firm upon the earth, my hand writes this letter on the road, and in the midst of life I shall be always beside the friend, facing the enemy, with your name on my mouth and a kiss that never broke away from yours.Etiquetas: Pablo Neruda |
posted by Bishop @ 15:42 |
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