Pablo Neruda -Oda a los números- |
lunes, 21 de marzo de 2005 |
Oda a los números
Qué sed de saber cuánto! Qué hambre de saber cuántas estrellas tiene el cielo!
Nos pasamos la infancia contando piedras, plantas, dedos, arenas, dientes, la juventud contando pétalos, cabelleras. Contamos los colores, los años, las vidas y los besos, en el campo los bueyes, en el mar las olas. Los navíos se hicieron cifras que se fecundaban.
Los números parían. Las ciudades eran miles, millones, el trigo centenares de unidades que adentro tenían otros números pequeños, más pequeños que un grano. El tiempo se hizo número. La luz fue numerada y por más que corrió con el sonido fue su velocidad un 37. Nos rodearon los números. Cerrábamos la puerta, de noche, fatigados, llegaba un 800, por debajo, hasta entrar con nosotros en la cama, y en el sueño
los 4000 y los 77 picándonos la frente con su martillos o sus alicates. Los 5 agregándose hasta entrar en el mar o en el delirio, hasta que el sol saluda con su cero y nos vamos corriendo a la oficina, al taller, a la fábrica, a comenzar de nuevo el infinito número 1 de cada día. (...)
Ode to numbers
Oh, the thirst to know how many! The hunger to know how many stars in the sky!
We spent our childhood counting stones and plants, fingers and toes, grains of sand, and teeth, our youth we passed counting petals and comets' tails. We counted colors, years, lives, and kisses; in the country, oxen; by the sea, the waves. Ships became proliferating ciphers.
Numbers multiplied. The cities were thousands, millions, wheat hundreds of units that held within them smaller numbers, smaller than a single grain. Time became a number. Light was numbered and no matter how it raced with sound it's velocity was 37. Numbers surrounded us. When we closed the door at night, exhausted, an 800 slipped beneath the door and crept with us into bed, and in our dreams
4000s and 77s pounded at our foreheads with hammers and tongs. 5s added to 5s until they sank into the sea or madness, until the sun greeted us with its zero and we went running to the office, to the workshop, to the factory, to begin again the infinite 1 of each new day. (...)
Translated by Margaret Sayers PedenEtiquetas: Pablo Neruda |
posted by Bishop @ 22:20 |
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