José Martí -Verso I. Yo soy un hombre sincero...- |
sábado, 9 de julio de 2005 |
Verso I. Yo soy un hombre sincero...
Yo soy un hombre sincero De donde crece la palma, Y antes de morirme quiero Echar mis versos del alma.
Yo vengo de todas partes, Y hacia todas partes voy: Arte soy entre las artes, En los montes, monte soy.
Yo sé los nombres extraños De las yerbas y las flores, Y de mortales engaños, Y de sublimes dolores.
Yo he visto en la noche oscura Llover sobre mi cabeza Los rayos de lumbre pura De la divina belleza.
Alas nacer vi en los hombros De las mujeres hermosas: Y salir de los escombros, Volando las mariposas.
He visto vivir a un hombre Con el puñal al costado, Sin decir jamás el nombre De aquella que lo ha matado.
Rápida, como un reflejo, Dos veces vi el alma, dos: Cuando murió el pobre viejo, Cuando ella me dijo adiós.
Temblé una vez —en la reja, A la entrada de la viña,— Cuando la bárbara abeja Picó en la frente a mi niña.
Gocé una vez, de tal suerte Que gocé cual nunca:—cuando La sentencia de mi muerte Leyó el alcalde llorando.
Oigo un suspiro, a través De las tierras y la mar, Y no es un suspiro,—es Que mi hijo va a despertar.
Si dicen que del joyero Tome la joya mejor, Tomo a un amigo sincero Y pongo a un lado el amor.
Yo he visto al águila herida Volar al azul sereno, Y morir en su guarida La vibora del veneno.
Yo sé bien que cuando el mundo Cede, lívido, al descanso, Sobre el silencio profundo Murmura el arroyo manso.
Yo he puesto la mano osada, De horror y júbilo yerta, Sobre la estrella apagada Que cayó frente a mi puerta.
Oculto en mi pecho bravo La pena que me lo hiere: El hijo de un pueblo esclavo Vive por él, calla y muere.
Todo es hermoso y constante, Todo es música y razón, Y todo, como el diamante, Antes que luz es carbón.
Yo sé que el necio se entierra Con gran lujo y con gran llanto. Y que no hay fruta en la tierra Como la del camposanto.
Callo, y entiendo, y me quito La pompa del rimador: Cuelgo de un árbol marchito Mi muceta de doctor.
Verse I. A sincere man am I...
A sincere man am I From the land where palm trees grow, And I want before I die My soul's verses to bestow.
I'm a traveller to all parts, And a newcomer to none: I am art among the arts, With the mountains I am one.
I know how to name and class All the strange flowers that grow; I know every blade of grass, Fatal lie and sublime woe.
I have seen through dead of night Upon my head softly fall, Rays formed of the purest light From beauty celestial.
I have seen wings that were surging From beautiful women's shoulders, And seen butterflies emerging From the refuse heap that moulders.
I have known a man to live With a dagger at his side, And never once the name give Of she by whose hand he died.
Twice, for an instant, did I My soul's reflection espy: Twice: when my poor father died And when she bade me good-bye.
I trembled once, when I flung The vineyard gate, and to my dread, The wicked hornet had stung My little girl on the forehead.
I rejoiced once and felt lucky The day that my jailer came To read the death warrant to me That bore his tears and my name.
I hear a sigh across the earth, I hear a sigh over the deep: It is no sign reaching my hearth, But my son waking from sleep.
If they say I have obtained The pick of the jeweller's trove, A good friend is what I've gained And I have put aside love.
I have seen across the skies A wounded eagle still flying; I know the cubby where lies The snake of its venom dying.
I know that the world is weak And must soon fall to the ground, Then the gentle brook will speak Above the quiet profound.
While trembling with joy and dread, I have touched with hand so bold A once-bright star that fell dead From heaven at my threshold.
On my brave heart is engraved The sorrow hidden from all eyes: The son of a land enslaved, Lives for it, suffers and dies.
All is beautiful and right, All is as music and reason; And all, like diamonds, is light That was coal before its season.
I know when fools are laid to rest Honor and tears will abound, And that of all fruits, the best Is left to rot in holy ground.
Without a word, the pompous muse I've set aside, and understood: From a withered branch, I choose To hang my doctoral hood.Etiquetas: José Martí |
posted by Bishop @ 10:01 |
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