Jorge Luis Borges -Aquél- |
miércoles, 13 de diciembre de 2006 |
Aquél
Oh días consagrados al inútil empeño de olvidar la biografía de un poeta menor del hemisferio austral, a quien los hados o los astros dieron un cuerpo que no deja un hijo y la ceguera, que es penumbra y cárcel, y la vejez, aurora de la muerte, y la fama, que no merece nadie, y el hábito de urdir endecasílabos y el viejo amor de las enciclopedias y de los finos mapas caligráficos y del tenue marfil y una incurable nostalgia del latín y fragmentarias memorias de Edimburgo y de Ginebra y el olvido de fechas y de nombres y el culto del Oriente, que los pueblos del misceláneo Oriente no comparten, y vísperas de trémula esperanza y el abuso de la etimología y el hierro de las sílabas sajonas y la luna, que siempre nos sorprende, y esa mala costumbre, Buenos Aires, y el sabor de las uvas y del agua y del cacao, dulzura mexicana, y unas monedas y un reloj de arena y que una tarde, igual a tantas otras, se resigna a estos versos
That one Oh days devoted to the useless burden of putting out of mind the biography of a minor poet of the Southem Hemisphere, to whom the fates or perhaps the stars have given a body which will leave behind no child, and blindness, which is semi-darkness and jail, and old age, which is the dawn of death, and fame, which absolutely nobody deserves, and the practice of weaving hendecasyllables, and an old love of encyclopedias and fine handmade maps and smooth ivory, and an incurable nostalgia for the Latin, and bits of memories of Edinburgh and Geneva and the loss of memory of names and dates, and the cult of the East, which the varied peoples of the teeming East do not themselves share, and evening trembling with hope or expectation, and the disease of entymology, and the iron of Anglo-Saxon syllables, and the moon, that always catches us by surprise, and that worse of all bad habits, Buenos Aires, and the subtle flavor of water, the taste of grapes, and chocolate, oh Mexican delicacy, and a few coins and an old hourglass, and that an evening, like so many others, be given over to these lines of verse.Etiquetas: J. L. Borges |
posted by Bishop @ 12:40 |
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