El angel bueno
Vino el que yo quería, el que yo llamaba.
No aquel que barre cielos sin defensas, luceros sin cabañas lunas sin patria, nieves. Nieves de esas caidas de una mano, un nombre un sueño una frente.
No aquel que a sus cabellos ató la muerte.
El que yo quería.
Sin arañar los aires, sin herir hojas ni mover cristales.
Aquel que a sus cabellos ató el silencio.
Para, sin lastimarme, cavar una ribera de luz dulce en mi pecho y hacerme el alma navegable.
The good angel
The one I wanted came, the one I called.
Not the one who sweeps away defenseless skies, stars without homes, moons without a country, snows. The kind of snows that fall from a hand, a name, a dream, a face.
Not the one who tied death to his hair.
The one I wanted.
Without scraping air, without wounding leaves or shaking windowpanes.
The one who tied silence to his hair.
To scoop out, without hurting me, a shoreline of sweet light inside my chest so that my soul could sail.
Translated by Mark StrandEtiquetas: Rafael Alberti |