Herman Melville
Siempre lo cercó el mar de sus mayores,
Los sajones, que al mar dieron el nombre
Ruta de la ballena, en que se aúnan
Las dos enormes cosas, la ballena
Y los mares que largamente surca.
Siempre fue suyo el mar las grandes aguas
Ya lo habia anhelado y poseido
En aquel otro mar, que es la Escritura,
O en el dintorno de los arquetipos.
Hombre, se dio a los mares del planeta
Y a las agotadoras singladuras
Y conoció el arpón enrojecido
Por Leviathán y la rayada arena
Y el olor de las noches y del alba
Y el horizonte en que el azar acecha
Y la felicidad de ser valiente
Y el gusto, al fin, de divisar a itaca.
Debelador del mar, pisó la tierra
Firme que es la raìz de las montanas
Y en la que marca un vago derrotero,
Qiueta en el tiempo, una dormida brújula.
A la heredada sombra de los huertos,
Melville cruza las tardes de New England
Pero lo habita el mar. Es el oprobio
del mutilado capitán del Pequod,
El mar indescifrable y las borrascas
Y la abominación de la blancura.
Es el gran libro. Es el azul Proteo.
Herman Melville
Always the sea of his elders ringed him,
The Saxons, who gave it the name
Whale-road, in which unite
Both enormous things, the whale
And the seas it largely plows.
Always his was the sea. When his eyes
Saw the open sea's great waters
Already he was possessed and taken with
That other sea, which is Scripture,
Or the layout of archetypes.
As a man, he gave himself to planetary oceans
And exhausting days under sail
And knew the harpoon ruddy
With Leviathan and the rayed sand
And the smell of night and dawn
And horizons where hazard waits
And the happiness of being valiant
And at last the pleasure of spying Ithaca.
Subduer of the sea, he bestrode earth
Which is the root of mountains
And where he charts a vague course,
Quiet in time, a sleeping compass.
In the inherited shade of orchards
Melville crosses New England evenings
But the sea abides in him. It is the opprobrium
Of the mutilated captain of the Pequod,
The indecipherable sea and storms
And the abomination of whiteness.
The great book. The azure Proteus.
Translated by Christopher Mulrooney
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