viernes, 5 de agosto de 2005

Antonio Machado -Yo escucho los cantos...-

Yo escucho los cantos...

Yo escucho los cantos
de viejas cadencias,
que los niños cantan
cuando en coro juegan,
y vierten en coro
sus almas que sueñan,
cual vierten sus aguas
las fuentes de piedra:
con monotonías
de risas eternas,
que no son alegres,
con lágrimas viejas,
que no son amargas
y dicen tristezas,
tristezas de amores
de antiguas leyendas.

En los labios niños,
las canciones llevan
confusa la historia
y clara la pena;
como clara el agua
lleva su conseja
de viejos amores,
que nunca se cuentan.

Jugando, a la sombra
de una plaza vieja,
los niños cantaban...

La fuente de piedra
vertía su eterno
cristal de leyenda.

Cantaban los niños
canciones ingenuas,
de un algo que pasa
y que nunca llega:
la historia confusa
y clara la pena.
Seguía su cuento
la fuente serena;
borrada la historia,
contaba la pena.


I follow the songs...

I follow the songs
with age-old rhythms
the children are singing
while they are playing
and showing in song
what their souls are dreaming,
like stone fountains
that show their water:
in monotonous murmurs
of undying laughter
that has in it no joy,
of ancient weeping
that has in it no pain
and speaks of sadness
the sadness of loving
of ancient legends.

In the mouths of children
the singing brings
the tale’s confusion,
pain that’s clear
as that clear water,
brings the message
of ancient love,
that it conceals.

Playing in shadows
of an ancient plaza
the children, singing…

The fountain of stone
poured out its eternal
crystal of legend.

The children were singing
innocent songs
of things that go on
and are never ending:
the story confused
the suffering clear.

The fountain serenely
continued its tale:
erasing the story,
telling the pain.

Translated by A. S. Kline

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